viernes, 27 de noviembre de 2009

Actuaciones del psicólogo en el Juzgado de Menores.

El Psicólogo adscrito a las Fiscalías y Juzgados de Menores pertenece al llamado Equipo Técnico que se compone de un psicólogo, un educador y un trabajador social (Alcázar et al., 2005).

1. Principios generales de la Ley Orgánica 5/2000.

La Ley Orgánica 5/2000, reguladora de la responsabilidad penal de los menores se ha redactado siguiendo los siguientes principios generales. Por ello, todas las actuaciones que se derivan de su aplicación deberían ser consecuentes con ellos, y por tanto, la actuación del psicólogo en esta jurisdicción también debe guiarse por estos principios generales (Losada et al., 2003; Polo y Huélamo, 2000):

- Naturaleza formalmente penal pero materialmente sancionadora-educativa del procedimiento y de las medidas aplicables.

- Reconocimiento expreso de los derechos constitucionales y de las especiales exigencias del interés del menor.

- Flexibilidad en la adopción y ejecución de las medidas.

- En el Derecho Penal de menores ha de primar, como elemento determinante del procedimiento y de las medidas que se adopten, el superior interés del menor. Interés que ha de ser valorado con criterios técnicos y no formalistas por equipos de profesionales especializados en el ámbito de las ciencias no jurídicas.

- Principio de intervención mínima, en el sentido de dotar de relevancia a las posibilidades de no apertura del procedimiento o renuncia al mismo, conciliación y a los supuestos de suspensión condicional de la medida impuesta o de sustitución de la misma durante su ejecución.


MIGUEL ÁNGEL ALCÁZAR; ANTONIO VERDEJO y JOSÉ CARLOS BOUSO (2008) El Psicólogo Forense en el Equipo Técnico de la Jurisdicción de Menores. Propuesta de Protocolo de Intervención. Anuario de Psicología Jurídica, vol. 18, págs. 45-60.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Comorbilidad, Personalidad, Estilos Educativos y Problemas de Conducta en Adolescentes

Presentación y aportes previos.
"Algunos trabajos de investigación han centrado su atención en el entorno familiar y su impacto en la conducta de niños y niñas. Son ejemplos de ello lso de Thomas y Chess (1977) o los de Bradley y Rock (1985). Los primeros sirvieron para concluir, algunas décadas después, que el grado de implicación de los padres y las madres, tenían un grado de implicación de los padres y las madres, tenía un gran efecto para prevenir desajustes de conducta tanto en el hogar como en la escuela (Bradley y Rock, 1985). En este dominio una de las facetas mejor estudiadas es la que tiene que ver con la responsividad de los adultos en en entorno familiar. La combinación del clima de impicación junto con la responsividad (disponibilidad a la hora de dar respuesta a las demandas de crianza) suele presentarse con patrones muy similares con un efecto que capaz de reflejar el grado de ajuste en las conductas de la prole.

Las últimas décadas han sido muy prolíferas en el desarrollo de medidas sensibles aplicables al entorno de desarrollo de la(o)s niña(o)s. Siguiendo con el ejemplo, Bradley y Clandwell (p.ej., 1978, 1984) no han dejado de producir en lo que es una de las más interesantes líneas de investigación con niños. Estos estudios se han centrado también en el entorno de tanto familias como la adaptación de los niños al entorno de la escuela. En estos casos tomando como variables dependiente principal los trastornos del aprendizaje. Sin embargo, cuando se trata de incluir psicopatologías del tipo Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o Conducta Disocial las aportaciones se han mostrado más bien escuetas. Pensamos que debido a que se considera que estos trastornos deben ser estudiados en un entorno más clínico. Estamos interesados en cómo se dan las relaciones de características de funcionamiento de padres normales con características reservadas para población clínica en niños normales. Siendo este motivo el que nos ha llevado a tratar de rectificar en parte el diseño tradicional.

Otro de los aspectos aún más descuidados es el análisis de las características de personalidad de los padares junto a los estilos con los que éstos creen llevar la crianza. Solemos estudiarlas cuando la patología es evidente, para el diagnóstico, pero no en población que sigue funcionando en un contexto aparentemente no clínico.

No hemos encontrado estudios que pretendan esclarecer en qué medida los constructos de personalidad -de madres y padres- pueden tener presencia asociable con las alteraciones que los mayores describen en sus crios y crias. Por ello se trata, en esta investigación, de abordar los aspectos referentes a las relaciones entre las variables de personalidad y los factores que se ofrecen para el diagnóstico como protocolo estándar utilizados por la APA (DSM-IV-TR) para el diagnóstico de TDAH atención e hiperactividad) y Conducta Disocial. De modo que que la novedad en este estudio consiste en introducir, para observar en la fenomenología de la crianza de niño(a)s normales, algunos elementos de peso que funcionan como mediadores en el preceso educativo. Anticipamos por ello que entre los factores de personalidad de los padres se dan muy probablemente elementos comórbidos del TDAH y de la Conducta Disocial."


GARCIA MEDINA, PABLO y ARMAS VARGAS, E. (2008) Comorbilidad, Personalidad, Estilos Educativos y Problemas de Conductas en Adolescentes. Anaurio de Psicología Jurídica, Vol. 18, (Págs. 21-30).

domingo, 1 de noviembre de 2009